Marina Moncayo

La niña que mostró su talento desde la escuela

Incentivada por sus profesoras participaba en los eventos artísticos y culturales. Marina Moncayo, alumna preponderante  llegó al escenario del Teatro Sucre en el año de mil novecientos veinte y cuatro participó con su verso y su voz e impresionó  gratamente. La prensa lo recogió así: “Lo que merece tratarse con la mayor sinceridad y admiración son el número de tonadillas cantadas por la niña Marina Moncayo; quien con el encanto de su voz el desenvolvimiento en la escena, cautivó al público con el sentimental couplet El relicario, que mereció los honores del bis, accediendo la simpática Marinita a cantar Quien a hierro mata a hierro muere. También declama admirablemente”*

No había transcurrido más de un año de su aparición y el famoso Gato Araujo, director de la Compañía Dramática Nacional, consiguió el permiso del padre para que Marina formara parte del elenco de Las suegras a la que le siguieronLa honra de los hombresEl amor no se ríeMalvaloca. Entonces el teatro se convirtió en su primera opción, dedicó todo su tiempo a prepararse como actriz. En el veinte y seis fue Martha  en La Tierra baja, obra con la recibió del público, otra vez, la confirmación de su talento. Después siguieron Marianela, El místico, Nena Teruel, La enemiga, entre otras obras de una larga lista de puestas en escena ,que llevó al grupo por giras nacionales y a debutar en el entonces Teatro Olmedo de Guayaquil, con A campo traviesa, con la que alcanzaron el asentimiento de un público al que le tenían recelo. Hubo incluso un poeta que respondió emocionado ante la obra: “Estas son artistas buenas/ y, además son nacionales/ cantan como unas sirenas/ y están de gracia tan plena/ que la riegan a raudales”*

Corría el año veinte y siete y la Dramática Nacional pasó a llamarse compañía Moncayo-Barahona. Y es justamente en ese año que Jorge Icaza se acerca hasta ellos y les propone integrase al elenco. Icaza, el galán de Sol de aldease convertirá también en el de la afamada Marina. La Moncayo-Barahora vive su época dorada, realizan largas temporadas, su repertorio es muy amplio. Ganan varios concursos.Viajan a lo largo del país a pesar de las condiciones de los teatros en provincia. Alcanzan notable presencia y son el sinónimo del teatro ecuatoriano de esos años.  Llevan al escenario varias obras de Jorge Icaza: La comedia sin nombrePor el viejoEl intruso¿Cuál es?

Para mil novecientos treinta y dos, Marina Moncayo y Jorge Icaza habían formado su propia compañía, daban cuenta, además, de una postura política desde donde defendían el indigenismo. Las obras de ese período dejan ver su preocupación por la condición de los marginados de la sociedad. Boca trágica(de Enrique Garcés), fue una de ellas.

Desafortunadamente Marina decide cambiar el escenario por otras actividades, que aunque ligadas a la cultura, no permiten verla más en las tablas hasta su regreso en mil novecientos cuarenta y siete, con Anne Cristie. A esta le seguirá una pequeña temporada con  Antes del desayuno,  El RosarioLa danzarina roja, pero Marina ya no será la misma, los años de ausencia habían hecho mella y a pesar del cariño de la gente, se cerraba el ciclo Marina Moncayo, una actriz que conmocionó por tantos años, fue admirada y reconocida por sus colegas y su público. Será recordada siempre como la primera actriz nacional.

*www.diccionariobiograficoecuador.com. Rodolfo Pérez Pimentel

Genoveva Mora Toral

Fotografía: Archivo Banco Central del Ecuador