Mujer despierta por todas las dormidas
Aquí estamos, buscándote, esperándote, a ti, la insepulta, la discriminada, la apasionada. Tu regreso ha tardado tanto, lo hemos hecho juntas, tú y nosotras, en el camino que tú amaneciste. Desterrada, expulsada, maltratada, no te dejaron descansar en tu Quito bienamada, no dejaron que reencontraras a tus amigos, no permitieron que respiraras el aire de la Patria, ni que enterraras a tu hermano más querido. El nuevo poder constituido no permitió que te quedaras, eras peligrosa por inteligente, por autónoma. Perseguida por Rocafuerte y Santander, expatriada, prisionera, huérfana del amor de Bolívar, viuda del héroe y una época, por mucho tiempo calumniada y vilipendiada, pobre y en soledad. Pero no te rendiste entonces como no te rendiste nunca en la guerra, te erguiste siempre como una rama florecida.
Ahora vuelves, convertida en tierra, regresas para quedarte y vivir eternamente, para seguir insistiendo en nuestros errores igual que tú entendiste los errores de la Independencia inconclusa y volviste tu corazón hacia el indio y hacia el negro, aún esclavos y preguntarte por qué no concluyó la gesta libertaria. El pueblo, los pueblos, serán los héroes de los nuevos tiempos. Tú lo viste, por eso en combate a muerte contra la injusticia colonial ibas por los Andes del indio, subías a las cumbres heladas, bajabas a la manigua, entrabas a las ciudades envuelta en tu propia y natural potestad. Porque se es así. Porque así eras. Sin otra causa que te moviera que el continente en rebeldía.
Guerrillera cuando no guerrera, mujer despierta por todas las dormidas, por todas desafiante y orgullosa de tu sexo, en trance de volcán sacudidor de la geología histórica.
Ahora la historia, paridora eterna, te devuelve más pura y cierta, con tu auténtica hermosura, tu grandeza moral, tu fuerza intelectual y tu invencible voluntad de revolucionaria. Capaz de comprender el espíritu del tiempo y trazar la ruta de tu propia estrella. Manuela viva regresas, tu fuego de amor te completa, te integra inmortal a los elementos de la tierra y a la humana, creadora existencia, sin límites.
Llegas, bienvenida tú, juntada a la tierra que moraste. Nunca más desterrada de la historia, entras en tu América mágica, espacio del Inti Raymi, de los arcoíris míticos y fecundos, de los valles y las montañas, de las mujeres que tejiendo sus vidas nunca te han olvidado. Estas ligaduras de amor ajustadas a las texturas de la historia ya quedan para siempre. Son leyenda, son luna. Son Manuela. Manuela, la insepulta de Paita, regresas.
Discurso de Nela Martínez en el Primer Encuentro con la Historia: Manuela Sáenz. Paita, 24 de septiembre de 1989.
MANUELA SÁENZ
Autor: Pedro Durante – Lima (Perú)
Año: 1825