En la crónica de su muerte figura como ‘Manuel’ León
Manuela León nació en 1844 en la comunidad de San Francisco de Macshi. Desde su nacimiento hasta el día de su muerte en 1872, el Ecuador tuvo más de doce presidentes. Manuela no sabía de esos presidentes. Ninguno de ellos había visitado las comunidades indias de la Sierra Central, excepto para recorrer sus haciendas y contar los indios que en ellas trabajaban. Solo sabía de García Moreno, el presidente empeñado en conectar con carreteras y puentes al Ecuador con el trabajo obligatorio, forzado y gratuito de los miles de hombres, mujeres, jóvenes y hasta niños de las comunidades indias de la provincia de Chimborazo. Todos ellos rompían las montañas del páramo de Urbina, empedraban los caminos; día tras día, sin descanso. Conectar Quito con Guayaquil era el sueño de García Moreno y la pesadilla de los indios.
Contra García Moreno se levantaron los indios de Chimborazo. ¡Jatarichic! Fue la voz que recorrió los páramos ululando junto al viento, golpeando con ecos las montañas. Campanas, bocinas y churos llamaban a levantarse en contra de un gobierno que no los reconocía como ciudadanos, que les exigía hasta la última gota de vida a cambio de nada. Cacha se cubrió de ponchos, miles y miles de indios respondieron al llamado de Fernando Daquilema y lo proclamaron rey para recuperar sus tierras, sus leyes, sus tradiciones. Junto a
Fernando estaba Manuela León. Era su capitana, sus dos manos, sus ojos, su conciencia.
Los sublevados se enfrentaban al ejército con piedras, palos, hondas, garrochas. Desde arriba, desde los páramos, no permitían su paso. Yaruquíes, Licto, Cicalpa, Junín, se rindieron ante la fuerza del ejército de Daquilema y Manuela. La toma de Junín fue liderada por Manuela. La memoria de su pueblo la recuerda invencible y feroz en las batallas.
Después llegaron soldados desde Quito y Ambato. La persecución fue atroz. El presidente García Moreno no podía permitir que esos indios “ignorantes” pusieran en riesgo su mandato y su sueño. Cientos de soldados con fusiles y cañones llegaron a la provincia de Chimborazo. Manuela fue detenida primero. Sin juicio y sin defensores, la condenaron a morir fusilada en la plaza pública de Jatun Cachaloma. Era el 8 de enero de 1872, tenía veintiocho años. Antes de su ejecución le cortaron el pelo para que aprendiera que la guerra era cosa de hombres.
En la crónica de su muerte figura como ‘Manuel’ León. No iban a aceptar que una mujer india y joven pasara a la historia por haber desafiado el poder del presidente García Moreno.
Lola García, octubre 2022
Fuente: Archivo Leibniz-Institut für Länderkunde. Leipzig, Alemania y fotografiapatrimonial.gob.ec