“Yo cuerpo volumen de memoria antigua, yo cuerpo búsqueda constante”
Mabel nació en Cuenca, rodeada de un ambiente artístico. Desde que era muy chiquita su padre, el escritor Ivan Petroff, le fotografiaba o le dedicaba poemas, también le enseñaba a recitar para el colegio. A su madre, también escritora y fotógrafa, Ana Lucía Montesinos, la recuerda siempre leyendo. “Ella es una lectora impresionante, fabulosa, obsesiva a veces”, dice Mabel.
Cuando Mabel se graduó del colegio decidió darse un año sabático. Quería pensar a cabeza fría sobre su futuro, y sobre todo ser ella quién decida qué hacer de su vida. Entró al Demetrio Aguilera Malta, un Centro Cultural dirigido por su padre. Mabel siempre se sintió atraída por el mundo del arte plástico y era buena en eso, así que empezó dando clases de pintura a niños. Aunque su papá siempre le había puesto frente a la cámara desde que era niña, ella tenía miedo escénico, pero, quizá debido a ese mismo miedo, o más bien, vértigo, le interesaba el performance. Mabel se había puesto la etiqueta de “tímida” pero cuando entró a un taller de actuacion dirigido por Diego Carrasco se dio cuenta de que el teatro era más amplio de lo que imaginaba; no solo era representación sino también liberación de ideas y etiquetas en la mente, “una forma también de saltar barreras”. Entonces supo que quería hacer teatro toda su vida.
La Doble y Única Mujerfue la primera obra que le determinó, la hizo para su graduación de Artes Visuales sin saber que sería un detonante para todo el resto de su actividad artística. Era una version libre del cuento de Pablo Palacio. Fue un proceso creativo largo con el colectivo “Mano 3”, compuesto por Manuel Berrezeta, Laila Días y ella. Por momentos, Mabel se sentía tal cual el título de la obra, como una mujer, más que dividida, doble, “capaz de ver con cuatro ojos, de sentir con toda su piel, de tener una espalda que mira”. Tuvo que “hacer convivir a su artista escénica con su artista plástica” además de defender el hecho de que una artista de Visuales se esté graduando con una obra de teatro, me cuenta. Esto también le implicó mucha reflexión en ensayos, mucho juego y búsqueda. Con esta obra, ella salió por primera vez a representar al Ecuador en Brasil y Argentina.
Luego todo fluyó. A través de talleres, Mabel se fue perfeccionando en la dramaturgia, la dirección, el clown, entre otras técnicas. Tuvo varias maestras y maestros, como Roberta Carrieri del Odin Teatret, Wilson Pico, Gerson Guerra, del grupo Malayerba, entre otras y otros. También ganó algunos premios, entre los cuales, algunos de los Fondos concursables del Ministerio de Cultura. Un tiempo tuvo un teatro-café, junto a la actriz cuencana, su amiga Monserrat Astudillo. De lo más importante de esta época fueron sus grupos de teatro, Mano3 (2000) y Teatro Testadura (2004).
En el año 2003 Mabel fundó la Bienal Internacional de Artes Escénicas en Cuenca Ecuador.
En el año 2007 la vida de Mabel dio un giro. Sus búsquedas en el teatro la llevaron a México, donde conoció a Bruno Castillo, su actual compañero, tanto en la vida como en el arte. Fruto de esta relación, nació la agrupación teatral Teatro Brujo, en la que ellos experimentan la magia de la mezcla de varias técnicas escénicas como el circo, el performance y el clown, entre otras. Por otro lado, sus ciudades también han influenciado en su teatro; Cuenca y Ciudad de México han sido dos lugares a los que ellos están constantemente volviendo. Dos lugares disntitos que, para Mabel, se complementan. Ciudad de México, desde antes de la pandemia, ya tenía ese aire apocalíptico, me dice ella, por el smog, el tráfico, la vorágine, la falta de trabajo. Hay mucha competencia para los actores. En cambio, en Cuenca el tiempo es más lento. Hay más oportunidades de procesos largos, de trabajos grupales. También hay mucho talento en Cuenca. “Me impresiona el talento que hay en Cuenca”, dice Mabel, quien concibe a Teatro Brujo como un “cuerpo nómada”, que se traslada y se muestra en distintos lugares, como Uruguay, Colombia, Brasil, Costa Rica. La idea es permitirse una observación desde distintos espacios, llegar a los lugares e inspirarse de los paisajes y personas, tallerear, encontrarse realmente con la gente.
Otra obra que es fundamental para Mabel, es Ars Erótica. Esta obra se compone de varios ensayos acerca del erotismo, pero también representa la búsqueda de cómo trabajar en pareja, es decir, cómo poder dialogar escénicamente con su compañero vida y de tablas. En la obra, con la estructura de un número de cabaret, se exploran los espacio de intimidad muy particulares que existe en las relaciones afectivo eróticas, así como también, en palabras de Mabel, “los propios mecanismos perversos para relacionarse que heredamos de nuestros padres”.
Con Pentesilea Von Kleis, Mabel y Bruno probaron una nueva metodología de trabajo. La obra es compleja, tiene muchísimos personajes, parecería que fue escrita para ser cine, dice Mabel. Ellos hicieron una versión con una técnica y búsqueda con dos personajes nómadas. Decidieron probar una dramaturgia que subrraye las sorprendentes similitudes entre la obra y la vida de su autor, el romántico alemán Heinrich von Kleist.
Desde que Mabel leyó Casa de muñecasde Henrik Ibsen, se obsesionó con encontrar Espectros, otra obra que el mismo dramaturgo escribió en 1881. La halló un día, de la manera más loca, en un mercadillo de segunda, como si el libro hubiera estado esperando por ella. Cuando lo leyó, halló en esta ficción que sucedía en Noruega de 1800, varias similitudes con la cultura cuencana. Ibsen hablaba de machismo, violencia de género, alcoholismo, el frío, vecinos que se enfrentan a vecinos y a la religión como una prisión. Es decir, Noruega de 1881 es peligrosamente parecida a la Cuenca actual. La intuición de Mabel no se había equivocado. Había que hacer esa adaptación.
Esta obra fue súper importante en la trayectoria de Mabel como directora, fue montada en Cuenca. Trata sobre los fantasmas, pero no precisamente esos seres transparentes y siniestros, sino todas esas cosas que Cuenca se calla. Aquí, Mabel, que había ganado un fondo concursable, tuvo la oportunidad de trabajar con un elenco y creativos maravillos. Bruno también estuvo cerca, acompañándole en todo el proceso.
Actualmente, Mabel está en México cursando una maestría. Por las mañanas, va a la playa, donde ensaya sus obras junto a su compañero Bruno.
Mabel Petroff, es, sin duda, una de las voces más importantes en la escena actual. Sus obras, que exploran siempre el juego y la búsqueda, seguirán recorriendo el mundo.
Ana Cristina Franco
Obra: Cabaret Tóxico
Dirección: Bruno Castillo
Producción: Flip Circo
Foto de: Shawna Tavsky
Obra multidisciplinaria de circo contemporáneo
Ciudad de México 2017