No aguantaba más su pueblo,
no aguantaba más su cuerpo
Era 1803, diez mil indios se levantaron en Guamote contra las autoridades españolas. Lorenza Abimañay fue una de sus dirigentes. ¿Cuándo nació? ¿Cuántos años tenía? Nadie lo sabe, las autoridades coloniales no registraban el nacimiento de los indios. Solo los veían crecer para, cuando estuviesen con suficiente fuerza, llevarlos a sus mitas, a sus obrajes, a sus batanes, a sus casas de hacienda. La Iglesia los bautizaba y empezaba a hacer cuenta de los diezmos que deberían pagar, los ya angelitos, cuando fuesen grandes.
¿Cuántos años debe tener una mujer para ser reconocida como dirigente? ¿Cuántos años debe ver morir a sus hijos por hambre? ¿Cuántos años debe tener para ver partir a su marido a las minas? Podemos soltar números: veinte, treinta, cuarenta… Podrían ser menos. Vivir la exclusión, la discriminación, la violencia sexual, era lo común para las mujeres indias. No importaba su edad.
Imagino a una Lorenza grande, con una fuerza crecida a golpes. Con una voz profunda nacida en sus más recónditos recuerdos, en las entrañas de la tierra usurpada a sus ancestros. No aguantaba más su pueblo, no aguantaba más su cuerpo. Salió a luchar, con un palo en la mano tal vez o con un hacha. Ese día cercano al carnaval de 1803 cuando llegaron a decirles que les iban a cobrar más diezmos sobre sus animales, sobre sus chacras, sobre sus aves, sobre la leche y el queso, sobre el maíz, sobre la cebada, Lorenza salió para decir:
“¡Ya no más!” Ya no creía en las leyes, no creía en las autoridades.
Chunka waranka indios, achka ashtawan, de Alausí, Tiksan, Guamote, Columbe, de todas las haciendas levantamos, de todas las comunidades. A autoridades agarramos, ahí matamos.
Tal vez tenía la convicción que de nada serviría expulsar a las autoridades; iban a regresar porque lo que querían era la tierra y el trabajo de los indios. ¿Quién va a trabajar las tierras? ¿Quién va a servir en sus casas? ¿Quién va a dar de mamar a sus wawas? Nada iba a cambiar. ¿Iban a devolverles sus tierras? ¿Iban a dejar que usaran libremente el agua? ¿Iban a dejar que practicaran libremente sus creencias? ¿Iban a dejar que tuvieran sus propias leyes?
Blancos matando indios, cabeza cortaban y en palos ponían. Descuartizaban para poner pedazos a la entrada de pueblos. Igualito que ellos hacían hicimos nosotros. Yo, ca, les saqué los ojos y me comí. Para que no nos espíen más. Para que no vean lo poco que nos queda y quieran llevar. Para que no busquen más.
Lorenza, arrastrada por un burro, fue llevada a la plaza de Riobamba para ser ejecutada. Sabía que la ahorcarían, que le cortarían la cabeza, las piernas y los brazos. No tenía miedo, tal vez pensaba: ellos me van a matar, pero ellos son pocos, los indios somos muchos. Hemos de poder vencerles un día.
1803, 1903, 2000, 2022. Un día será.
Lola García, octubre 2022
LORENZA AVENANAY de la serie Mujeres Libertarias
Autor: Enriquestuardo
Técnica: Acrílico y óleo sobre tela texturizada
Medida: 85 cm x 130 cm
Año: 2010