Erika Von Lipke

“La danza me enseñó a soñar despierta, a elevar el espíritu. Es un arte que no tiene voz pero tiene espíritu, y solo con la vista la gente se llena”

Siempre estuvo ligada a la danza y al arte. Empezó a los seis años en el Conservatorio de Música y permaneció en él hasta los dieciocho años. Las academias particulares completaron su formación y le condujeron al escenario. “En esa época no había elencos institucionales” toda la actividad provenía de las academias particulares. Recuerda Erika que con la academia de Sabina Nauffot, se presentaban todos los años en el Teatro Sucre. De hecho, la figura de la maestra alemana, quien había llegado muy joven a Ecuador, primero al Conservatorio y luego instalada en su propio espacio, fue importantísima en su carrera, a pesar de que nunca formó un elenco profesional, muchas de sus alumnas, como Patricia Barragán, salieron con la preparación suficiente para ser parte de elencos dentro y fuera del Ecuador.

El contacto con la danza del mundo era escaso, había poca comunicación y sus fuentes eran los escasos videos que conseguían, o la visita esporádica de grupos, especialmente de ballet, que pasaban por el país.

No existía en esos años un movimiento dancístico como tal, era más bien un privilegio de cierta élite. “Sin embargo, contábamos con un público entusiasta. Ahora nuestro público es apático, no hay cultura para la danza. Es un tema de educación, el arte debería ser parte del programa de las escuelas, desde el pre-kinder ”.

Además de la danza, Erika estudió periodismo, lo ejerció desde el ámbito de la cultura. Fue profesora de la Universidad Central, donde llega a Decana. Trabajó también en la televisión, fue fundadora de canal 6 “y de la televisión en el país”.

De sus momentos “memorables” recuerda un veinte y cuatro de mayo, celebrando la fecha patria, en el Estadio Olímpico en un frío olímpico también y para remate en tutú. “Todo esto para demostrar que la danza también era arte”.

Genoveva Mora Toral

Fotografía: José Pérez.
Obra “Los perros”.
1967