“En la vida no hay coincidencias, sino “Dioscidencias”, mi fe en Dios es profunda”.
Para hablar de Edna Iturralde, es importante iniciar con la descripción que ella misma hace de su identidad artística, sintetizada en tres palabras claves: mujer, ecuatoriana, y madre. Con más de sesenta y tres libros publicados, Edna es una de las escritoras ecuatorianas de literatura infantil y juvenil más fecundas con las que cuenta nuestro país. “Hacer las cosas bien y con mucho amor”, es su fórmula de trabajo. Edna no duda en decir que su ser mujer, su patria, y sus hijos son las raíces que sostienen sus pilares creativos, desde donde ella ha podido proyectarse con gran libertad en sus obras. Su vida personal ha sido una fuente tanto de inspiración, como de descanso en su vida profesional. Luego de enviudar de su primer esposo, el holandés Diederick Van Maasdijk, Edna se casó con Bruce Kernan, con quien lleva 34 años de matrimonio. Su esposo, sus hijos, y sus nietos, son grandes tesoros para Edna, pues han respaldado su carrera, y cuando pequeños la ayudaron a hilar sus historias. “Yo tenía que recordar al pie de la letra los cuentos que les contaba a mis hijos antes de dormir. Si yo cambiaba un poco la trama, ellos protestaban, y me hacían volver al cuento original. Por esa razón los escribí, para podérselos contar siempre de la misma manera”.
Al fallecer su padre, cuando tenía un año de edad, ella y su mamá, Edna De Howitt, fueron a vivir en la casa de sus abuelos maternos: Papá Chas (Charles De Howitt) y la Ñata (Rosana Tinajero Albornoz). En su infancia, sus perros fueron sus compañeros de juego y sus mejores amigos. Su mamá, gran lectora, le enseñó el amor por los libros, su abuelo, de origen palestino, el amor por las leyendas de su tierra, y su abuela, el amor por las leyendas que había escuchado de pequeña en las haciendas de la sierra ecuatoriana. Desde el columpio, en el jardín que Papá Chas construyó, soñaba e inventaba historias. Además solía entretenerse con libros que él le daba, aun cuando no aprendía a leer todavía, confiesa Edna. Con su risa encantadora, resalta que ella nunca fue una princesa rescatada, sino una gran aventurera, dueña de territorios fantásticos que conocía a través de la lectura y de sus juegos en el jardín familiar. “Desde el jardín de las arañas doradas”, su primera novela, se alimentó de estas aventuras de infancia. En la época escolar sucedió algo que definió su futuro como escritora. Ella y sus compañeros de salón debían realizar una comedia para una actividad escolar, al no encontrar nada apropiado entre las obras ya escritas, Edna, decidió escribir el guion para dicha comedia. Su propuesta fue elogiada por su madre, su profesor, y sus compañeros, lo que la animó a querer ser una escritora profesional en el futuro. Este pasaje en su vida, la hace reflexionar sobre la importancia que tiene el apoyo incondicional que se las personas deben recibir en sus primeros años de vida: “Si ellos no hubiesen recibido bien mi trabajo, tal vez no me hubiese convertido en escritora”.
Sus primeras publicaciones como escritora profesional se hacen en el suplemento Panorama, del diario “El Comercio” en 1981. Luego, fundó “La Cometa” en 1982, revista ecológica infantil de circulación gratuita, que llegó a las manos de muchas niñas y niños ecuatorianos. Desde aquí, el andar en su camino profesional se acelera. Empieza a producir para organizaciones como UNICEF, Ministerio de Educación en Ecuador, y varias organizaciones no gubernamentales, tanto a nivel nacional como internacional. Es considerada la pionera de la etnohistoria narrativa en literatura infantil y juvenil en el Ecuador, ella es un hito de la literatura infantil y juvenil ecuatoriana. Sus obras se leen en países de toda Centro América, México, Perú, Colombia, Argentina, Chile, Estados Unidos de América. En este último, cinco de sus obras forman parte del “Common Core”, el currículo transversal para escuelas con estudiantes de habla hispana. Se encuentran en diferentes ciudades de 17 estados del mencionado país.
Los temas que aborda Edna en sus escritos son diversos, pues las inquietudes de esta escritora son infinitas. En su proceso creativo, no planifica con antelación los temas sobre los que va a escribir, estos aparecen, y se fortalecen a través de la investigación que ella aplica en cada proyecto literario que emprende. Desde la construcción de biografías históricas de personajes como Simón Bolívar y Oswaldo Guayasamín, hasta la narración de historias fantásticas que abordan temas complejos, desde una perspectiva juvenil, como la pobreza, la migración ilegal, la guerra, la conciencia ecológica, y la callejización infantil; Edna ha preferido hacer de la literatura “un mundo diferente”, en el que las estrategias contra las adversidades les roban el protagonismo a las tragedias. Un ejemplo de ello, es su libro “Lágrimas de Ángeles”, una de las novelas más leídas por las y los jóvenes en el Ecuador, desde 2012. Libro en el que las voces de la infancia empobrecida e invisibilizada, conmueven y alertan a quienes lo leen, sobre la necesidad de desterrar de nuestras vidas la indiferencia contra una de las poblaciones más vulnerables en el planeta: las y los niños en situación de callejización.
En sus obras destaca su interés por hablar sobre los valores, cuestiones que considera fundamentales para que las sociedades se mantengan equilibradas. La tolerancia, la honestidad, el sentido de identidad y autoestima, son los valores que Edna considera que se deben trabajar con persistencia en el Ecuador, sobre todo en la infancia y la juventud, poblaciones que para ella son la posibilidad real de construir un país mejor.
Para finalizar la entrevista concedida, Edna reflexiona sobre los escollos profesionales que ha tenido que enfrentar. Las duras críticas a su obra por parte de miradas conservadoras sobre la potencia creadora femenina, se posaron sobre ella en sus primeros pasos profesionales, por ser una escritora mujer, lo que sin lugar a dudas, la motivó a seguir produciendo con ahínco y entrega. Desde el día en el que se convirtió en escritora, no ha dejado de producir. Actualmente tiene dos proyectos literarios que se suman a sus más de sesenta y dos “hijos de papel”, como ella denomina a sus libros. Al finalizar sus proyectos literarios, son dos las emociones que surgen en esta maravillosa mujer, por un lado la tristeza de despedirse de sus personajes y sus historias, y por otro, la gratificación de haber cumplido con su trabajo.
María Fernanda Auz
Octubre 2018
Fotógrafa: Rocío de Prado
Año: 2018
Lugar: Denver, Estados Unidos