“Era una muchacha agraciada, llenita, canela clara, ojos y pelo negro, lo que se dice de buen ver…Tenía una hermosa personalidad, inteligente y vivaz, desenvuelta y feliz”.
Recordada como la reina del pasillo, la protagonista de Sendas distintasy de innumerables títulos del cancionero ecuatoriano. También de la escena de los años veinte, porque Carlota Jaramillo se inició en el escenario y en el canto simultáneamente.
Quito contaba en esa época con tres compañías teatrales, que en alguna medida disputaban protagonismo. Por un lado estaba La Compañía Dramática Nacional de Marco Barahona, a la que le siguió, al año siguiente (esto es mi novecientos veinte y seis) la Compañía de Zarzuelas formada por Victoria Aguilera.
Entusiasmo que contagió a al profesor Rafael Ramos Albuja para crear Compañía de Revistas y Variedades Ramos Albuja; donde debutan, oficialmente, las hermanas Jaramillo junto a la voz Eva Raquel Echeverría, Roberto Maldonado y Alfredo Pérez; y como director de escena Alfredo León. Un éxito rotundo, dice Rodolfo Pérez Pimentel. El pasillo de Arturo Borja, Para mi tu recuerdo,con música de Miguel Ángel Casares despertó en el público un entusiasmo desbordante, que por supuesto la prensa lo registró en primera plana. Mientras tanto Inés y Carlota, que se habían atrevido a las tablas, a escondidas de sus padres, se vieron descubiertas, y a pesar de que su padre “quiso dar una voz de aplauso, su madre, con una carga de siglos, no pudo reprimir con pena la palabra ¡Artistas!
No se puede olvidar el ambiente adverso que tenían que sortear las mujeres, tanto desde la iglesia y sus seguidores como desde la élite social. Tildadas de cómicas y livianas porque olvidaban que su tarea estaba en el hogar. Además se podía tolerar su presencia en cosas “serias” como el teatro a la española, la ópera; pero eso de hacer comedia, era francamente mal visto.
La vida de la Compañía de Revistas y Variedades duró casi tan poco como las horas que les tomó su primera gira a provincia. Inmediatamente apareció una nueva Compañía de Comedias y Variedades, que hace su primera aparición en escena con El pobrecito Juan, Carlota Jaramillo como primera actriz junto a Arturo Valencia. Esta nueva agrupación permaneció activa unos cuantos años, dedicados a la comedia. Jorge Araujo era el entusiasta promotor, cantante y actor, y llegará también a convertirse, a pesar de la diferencia de edad y la oposición familiar, en esposo de Carlota.
La vida de esta mujer talentosa estuvo ligada más A su música que al teatro. Después de tener su hijos siguió su actividad como cantante, en distintos programas y emisoras de la ciudad, oficio que alternó con el profesorado, pero curiosamente no de canto, sino gimnasia rítmica, en el Colegio 24 de Mayo.
En mil novecientos treinta y ocho realiza su primera grabación, Honda pena, a pedido de Carlos Cordovez, dueño de la radio El Prado en Riobamba. Fue la primera artista en grabar un disco en Ecuador y vender miles de copias. Cantará luego para Radio Quito, HCJB, Radio Gran Colombia, Bolívar, entre otros. Grabará otros discos con el sello Odeón, RCA, etc. Su época de oro, como ella misma lo reconocería, fue en ese tiempo en que la bautizaron como la “reina del pasillo”. Su carrera artística fue intensa y llena de satisfacciones. Cantó hasta que su compañero de vida dejó de existir. Más adelante su vida será más reservada dedicada a su familia. Quebrantos en su salud también impidieron su regreso a la música. Sin embargo nunca dejó de sentir el cariño de la gente, que la reconocía donde fuera.
Cuenta Pérez Pimentel que uno de los homenajes, en Calacalí, erigieron una escultura suya, y ella sorprendida exclamó: “Yo creía que estos homenajes sólo se hacían a los muertos”, pero ella tenía todavía muchos años más para vivir. Catorce años después dejará este mundo, pero su voz seguirá cantando y descubriendo el pasillo en todos los rincones de su patria.
Genoveva Mora Toral
Fotografía: José Cevallos