Ana Cristina Barragán

«A través de una búsqueda que parte de los sentidos, de las imágenes en los sueños, de los detalles minúsculos que conforman los cuerpos , quiero hablar de lo humano y principalmente de lo femenino, casi siempre entre la belleza y la angustia»

Ana Cristina Barragán

La mirada de Ana Cristina es profunda. Hay algo de misterio en su belleza. Así, también, son sus películas. Luz que estremece, árboles mecidos por el viento, una niña que desciende por un tobogán y es como si se despidiera de su infancia, sangre que se disuelve sobre el agua, dos hermanas que juegan en una atmósfera de muerte. Sus potentes imágenes cargadas de poética extraña son una especie de retratos crudos y a la vez dulces de la pubertad, donde existen personajes femeninos reales y se tejen relaciones complejas que desafían los límites de la naturaleza humana y la convención social.

La cineasta que rodó su Opera Prima a sus 26 años, ya sabía que el cine era su camino cuando era niña. Su padre tenía una cámara y la necesidad de grabarlo todo, cuenta ella. Hacía videos caseros de la cotidianidad de la familia; así que un día Ana Cris agarró esa cámara y empezó a hacer pequeñas películas en las que ponía en escena historias que escribía y que protagonizaban su hermana y primos. El resto vino solo. Estudió cine en la Universidad San Francisco y apenas se graduó, ya había escrito, como parte de su tesis, el guión de su primer largometraje, Alba.

QuizáAlbacierre una etapa en su obra en la que la búsqueda tiene que ver con la complejidad de la pubertad femenina. Ya en su primer cortometraje, Despierta(2008), se empezaron la gestar sus obseciones y búsquedas, la menstuación, la amenaza de la ausencia materna, los cuerpos extraños que habitan al mismo tiempo la infancia y la adolescencia; con Domingo Violeta(2010), desde el silencio y la sutileza, Barragán explora la relación entre dos hermanas que enfrentan la enfermedad de su madre, y con Nuca(2015) la ansiedad de una adolescente que pasa de una edad a otra. Todos estos elementos se condensan en Alba(2016), su primera película que fue estrenada en y que abrió su camino en la industria internacional. 

Dirigir esta película no fue fácil. Cuando un director pide lo que quiere en el set, se le llama exigente, pero cuando una directora es exigente, es tomada por “intensa” “caprichosa” o “complicada”, dice Ana Cris. Albaes una de las películas ecuatorianas más premiadas y celebradas en el extranjero; fue escogida por la Academia de las Artes Audiovisuales y Cinematográficas del Ecuador como representante del país al Óscar a la mejor película de habla no inglesa en la 90° edición. Fue seleccionada durante su etapa de postproducción como una de las cinco mejores películas de Latinoamérica para ser presentada en el Festival de Cannes. También ganó el fondo Ibermedia.​ Se estrenó en la selección oficial del Festival de Cine de Róterdam 2016, donde ganó el premio Lions Award, obtuvo el premio FIPRESCI y el Prix Rail D’Oc, Prix des Cheminots en el Festival de Cine Latinoamericano de Toulouse y recibió una mención especial en el premio Horizontes del Festival de San Sebastián. Durante el 2017 participó en más de 30 festivales alrededor del mundo. De ella, su exigente autora dice: “Siento que una primera película uno sólo está listo para hacerla el día que la termina”.   

En la actualidad, Ana Cris trabaja en tres proyectos en los que se presienten nuevas búsquedas, quizá más arriesgadas en otros sentidos. Es como si esa energía que estaba contenida en la tímida pubertad de su primera etapa, aquí explotara. En La Piel Pulpo, su segundo largometraje todavía no estrenado, se siente otro elemento muy presente e influyente en su vida y obra: la naturaleza. Esto, siempre ha sido tratado en su filmografía con un halo de misterio, como aquella imagen de las mariquitas caminando por la mano de la niña, o la mariposa negra que encuentra Alba. Quizá esto venga, por un lado, de la afición de la autora por la biología, pero por otro, se reconoce su mirada extrañada que concibe a los seres vivos con asombro y extrañeza, revelándolos en una condición compleja, y en ocasiones, casi mística. El sentido de la cinematografía que propone Ana Cris no está en las grandes tématicas, sino precisamente los detalles minúsculos, que revelan la complejidad de la existencia, de la feminidad, de las relaciones humanas. 

En su segundo largometraje, Ana Cris cuenta la historia de dos mellizos que viven una isla y no tienen contacto con la sociedad. Aquí, explora la relación con los animales, con lo salvaje, y los límites en las relaciones entre hermanos, cómo esta condición de ser los únicos habitantes de una isla les da libertad e influye en su sexualidad. En la película, hay una escena de masturbación femenina, casi infantil, que no es tratada de manera convencional- es decir, patriarcal- a la que estamos mal acostumbrados, sino de una manera íntima y real. 

La Piel Pulpoes, también, el viaje de dos seres que abandonan ese universo sensorial, carnal, que todavía no se puede expresar con palaras, hacia ese otro mundo quizá más occidental, civilizado, normado; una especie de retrato de ese doloroso desprendimiento. 

Ana Cristina Barragán tiene 33 años, y es, tal vez, la cineasta ecuatoriana que más reconocimiento ha tenido en el extranjero; ama la literatura de Murakami, el cine de y de Lucrecia Martel y Lynne Ramsay, la fotografía de Sally Mann. Ahora mismo está en San Sebastián, cursando una maestría y preparando sus nuevas películas. 

Ana Cristina Franco

Segundos antes del acción – directora y actriz
Autor: Fotograma obtenido de Alba la película
Quito, Ecuador, 2013