Luz Elisa Borja

«Con el temblor
Quemante de mis lágrimas,
Yo ablandaré el rigor
Del cruel destino.»

(Riobamba, 1903 –1927)

La riobambeña Luz Elisa Borja es la poeta perdida, olvidada, de la generación decapitada. Ella perteneció a la misma época de Medardo Ángel Silva, Ernesto Noboa Camaaño y Alberto Borja. Su obra literaria, influenciada también por la poesía simbolista francesa de finales del siglo XIX, está teñida de una belleza oscura que bordea la melancolía y la angustia. Como Rimbaud, y casi todos los poetas malditos, Luz Elisa murió joven, a los 24 años. Sin embargo, su nombre no está al lado de los ecuatorianos conocidos como “poetas decapitados”. 

Luz Elisa Borja nació en Riobamba, en el seno de una familia de clase alta, que tenía descendencia de los reyes de Navarra y la corona de Aragón. Esto le dio la oportunidad de cultivar su talento artístico. Estudió en el colegio San Vicente de Paúl, en Riobamba, y, desde muy pequeña, empezó desarrollar sus habilidades en la poesía, música, pintura y escultura. Dicen que era una gran intérprete de Franz Liszt, Franz Schubert y Ludwig van Beethoven.

El ambiente literario de la época estaba basntante influenciado por el movimiento modernista de Rubén Darío y la poesía simbolista francesa de finales del siglo XIX. Surgían poetas como Medardo Ángel Silva, Ernesto Noboa Caamaño o Humberto Fierro, quienes, además de caracterizarse por un estilo sombrío, tuvieron una muerte temprana. A este ambiente, Luz Elisa lo sintió de muy cerca, e incluso, en su propia familia. Cuando tenía alrededor de nueve años, su primo segundo, el poeta Arturo Borja, se suicidó con una sobredosis de morfina. Tenía 20 años y había dejado una única obra, compuesta por 28 poemas llamada La flauta de ónix. PeroArturo, a diferencia de Luz Elisa, sí fue parte oficial de “la generación decapitada”. 

A los 15 años, Luz Elisa, que había quedado impactada también por la muerte de la madre superiora de las Hermanas de la Caridad de Riobamba, escribió el poema Quiero llorar, y, en 1924, el compositor Miguel Ángel Casares Viteri, lo convirtió en canción. Las letras de Luz Elisa tocaron profundamente a este músico, quien vio en ellas una manera de desahogarse del impacto que le había causado una de la inundaciones del Río Chanchán. Hoy, se trata de uno de los pasillos ecuatorianos más famosos, conocido como Lamparilla

La poesía de Luz Elisa Borja está cargada de un halo nostálgico y romántico. Se inspiraba mucho en los poetas malditos franceses, sobre todo en Stéphane Mallarmé. En uno de sus poemas expresa la angustia de la ausencia paterna, dos de sus versos dicen:

Nerviosa y anhelante me encontraba,
Esperando el instante deseado,
Llena de encantos y amores le abrazaba,
Cuando llegó mi padre idolatrado.

¿Por qué mi dura suerte, mi destino
Me tienen separada de su lado?
¡Este es mi único zarzal en mi camino,
La más terrible crueldad de mi hado!

En otro poema, No vuelvas a mirarme, Luz Elisa parece cantarle a un amante perdido, o quizá, a algún amor no correspondido. En uno de sus versos ella escribe:

No vuelvas a mirarme, te lo ruego
Con toda el alma,
No vuelvas a mirarme que tus ojos son dos ascuas
Fervientes que me abrasan 
Y me roban la calma

Su vida fue corta, pero su obra, extensa. No queda claro por qué murió. Dicen que fue a los 24 años y que su hermano Luis Alberto se encargó de recopilar su obra en dos libros con misteriosos y bellos títulos: Cofre RománticoLa Bella Durmiente. Dicen que le llamaban “La Alondra del Chimborazo” , que ganó muchos premios en varias ciudades ecuatorianas, y, que la prensa extranjera de la época la calificó como una de las “más ilustres poetisas del Ecuador”. La Casa de la Cultura Núcleo de Chimborazo creó una biblioteca con su nombre, y en Riobamba existe una calle que se llama Luz Elisa Borja, sin embargo, en las enciclopedias, cuando se habla de la famosa “generación decapitada”, todavía no está su nombre. 

Ana Cristina Franco

Fotografía tomada de: https://es.wikipedia.org/wiki/Luz_Elisa_Borja