Bruna Gusberti

Bruna Gusberti, (Lugano, Suiza, 1949) es actriz y co-directora del Teatro delle Radici (Teatro de las raíces). Ha formado parte de toda la actividad, espectáculos y giras de la historia del Teatro delle Radici a partir del 1990. Se ocupa también de los talleres de formación y es la asistente de dirección de la argentina Cristina Castrillo, directora fundadora del célebre grupo.

Como actriz ha participado, desde 1991 hasta el presente, en Baguala, El instante del azul, Canto de piedra, Piel de lobo, Las sombras del silencio, Extranjeros, Mirada de ceniza, D verso D y Nieve. También ha asumido ser asistente de la dirección en los espectáculos: El libro de los reflejos, Mirando al sur, El vientre de la ballena, Polvo de rocío, Shakespeariana, Crack, Vestigios, y Amores. “Como asistente de dirección participo tanto en los espectáculos como en los talleres. Se puede decir que conduzco este aparato que es el Teatro delle Radici con Cristina, incluyendo lo administrativo. Es como cuidar la casa, este espacio donde ocurren tantas cosas, tantos eventos, tanta creación”, dice Bruna.

En los últimos años ha creado y participado en actos performativos. Son importantes ejemplos los montajes Dedicado/a… de repente, Mujeres desde el espejo de los olvidos y The chi.na mirror, de Ledwina Constantini, presentados durante los Laboratorios Internacionales. También, dentro de esta modalidad, participó en algunos Festivales Magdalena en los actos Recordar para olvidar – Olvidar para recordar, en Cuba; Blossom, en Gales y, durante el Tantidhatri Festival de Madrás, India, la performance Out or in? En 2011 creó y dirigió Donde la mirada fluye, con siete actores de la compañía. “Me gustan las performances por lo efímero; es como mantener un espacio vivo con una duración corta; lo que más me interesa es el proceso de creación. Yo salgo a la escena o hago un espectáculo cuando lo necesito absolutamente para mi vida. También vivo la creación de los otros, percibo los procesos de sus creaciones. No podemos vivir sin este movimiento permanente, esto me permite crecer hacia adentro y hacia fuera”. 

En 2012 creó Nieve, con textos de Cristina Castrillo, obra que transcurre “en una noche de verano y en una tranquila cotidianidad: nada pareciera perturbar las horas pero, de repente, cae la nieve. Este fenómeno imprevisto es el inicio de un recorrido de preguntas y actos fallidos, de un presente transfigurado y de un futuro impotente”.  Esta obra, idea de Bruna, es una exploración del universo femenino en la juventud y en la vejez. Ella comenta: “El género es muy importante en mi trabajo actoral; siempre está presente lo femenino. Para mí, lo femenino está compuesto de imágenes, de un cierto perfume. De la primera a la última imagen siento esto. A veces no encuentro en los trabajos de mujeres estos elementos: una belleza, un estilo. Lo femenino para mí es una estética, un color, un sentimiento más allá de la problemática o el contenido”.

De su historia de acercamiento a la escena, Bruna cuenta: “Empecé recién a los 40 años, después de ejercer como maestra y como trabajadora social. Eran los setenta, y nuestra labor era ayudar a los jóvenes y a las mujeres con diversos problemas. Yo era una frecuente espectadora del Teatro delle Radici desde sus comienzos; siempre iba a sus presentaciones. Luego tomé el curso que ofrecían, de dos años, por las noches. En 1990 dí el paso de entrar al teatro, empecé esta aventura. Siempre había necesitado algo que fuera un proyecto difícil, algo por qué luchar. Algo en lo que poner pasión, creer en ello de manera total. Fue intuitivo, nada mental. En todo este recorrido sentí que no tenía una urgencia por salir a escena, por estar en la escena. A mí me interesa crear y creer”. 

Con una personalidad generosa, sin afanes de sobresalir ni de recibir reconocimientos, Bruna ha realizado un muy importante apuntalamiento del Teatro delle Radici, de las investigaciones de la directora Cristina Castrillo y del Laboratorio Internacional.  Su innegable talento interpretativo le ha ganado una calurosa recepción del público de numerosos países. Fuerte y delicada al mismo tiempo,  entregada a esta pasión creativa, ocupa un destacado lugar en el teatro contemporáneo creado por mujeres. 

Natasha Salguero Bravo
Septiembre 2014